Las etapas de nuestra vida: qué valorar e integrar en el presente.

Dicen que es necesario ser un poco niños para ser felices, también he escuchado que hay que tener cuidado con quedarse “pegado” con la etapa de la adolescencia, con ser “muy rebelde» o contestatario hacia la autoridad, que eso puede traer problemas. También que hay que evitar ser muy “avejentado”, que eso deteriora un poco. Son cosas a la pasada que he escuchado, nada que quizás se constituya en un mito icónico, pero sí comentarios que en ocasiones los he escuchado como si fueran verdades.

Y ciertamente yo pienso un poco distinto en esto que comento, creo que hay que tener cuidado con idealizar o devaluar una etapa de la vida: creo que cada una es relevante por sí misma, y necesaria de ser integrada en la adultez.

Partiendo por una de las primeras etapas de la vida, me parece importante el aceptar que en ocasiones necesitamos algunos componentes que se observan por ejemplo cuando somos guagas. Este momento de la vida se caracteriza por la aparición de las necesidades más básicas del ser humano, necesidades de dependencia, apoyo y contención, las que ayuden al recién nacido a regularse, a sentirse querido, comprendido y bienvenido en este mundo. Cuando enfrentamos un momento complejo en la vida, es relevante aceptar que en ocasiones necesitamos volver a un estado más primario de contención. 

Me parece sano el poder reconocer que esas necesidades están y que es clave que como adultos nos hagamos cargo de ello. Quizás no podemos hacer algo para cambiar nuestra historia, pero sí en como redirigir esas necesidades que están ahí latentes. Y en relación a eso, no quiero decir que haya que ponerse un chupete y meterse en una cuna (jeje) sino en cómo encuentro por ejemplo en una amistad o en mi pareja la posibilidad de sentirme en un estado de comodidad, de calidez, ya sea con un abrazo, con una conversación amena. Incluso si no cuento con un otro en lo inmediato, creo que hay que detenerse en evaluar cómo me logro proporcionar un trato más cuidadoso, comprendiendo y respetando que necesito algo más “primario” (entendiendo esto como de las primeras etapas de nuestra vida).

En la misma línea, hay ocasiones en que es muy útil poder contactarnos con nuestro niño interno (usaré alternadamente niño o niña en algunos momentos de la columna) por ejemplo para poder llegar a estados creativos, para hablar con otro niño o simplemente para conectarnos con la alegría y la espontaneidad. Creo que la mirada curiosa e ingenua de una niña sirve incluso para un proyecto de investigación, donde observamos, comparamos, medimos y establecemos algunas hipótesis, como lo hacen los pequeños con sus por qué y modos de acercarse y comprender al mundo.

Y así la adolescencia, la que tiene también componentes que pueden sernos útiles en ciertos momentos de la vida, sobre todo cuando estamos cuestionando nuestra identidad. Muchas veces cuando atravesamos crisis en nuestro ciclo vital (¿quién soy? ¿quién quiero ser?) parece necesario rebelarnos un poco a lo que ya hemos sido y a lo conocido, para poder integrar nuestras formas de ser y relacionarnos. Un poco como los adolescentes, ¿o no?

Y así con las siguientes etapas, la adultez quizás la consideraría como el eje que integra las otras etapas, siendo relevante poder equilibrar estas integraciones, teniendo en cuenta que es necesario poder reconocer de qué estamos careciendo y cómo lo encaminamos, pero también cuál es el límite de quedarnos en estado, ya que también es relevante avanzar. 

Ahí el poder estar en contacto con nuestro ser adulto, es primordial, en cuanto a considerar el cómo vemos nuestra historia, qué rescatamos de ella, qué validamos y qué deseamos cambiar, pero también cómo integramos esto en nuestro ahora y cómo lo proyectamos hacia lo que tenemos por delante.

2 comentarios

  1. Leo este articulo de Daniela y recuerdo con algo de nostalgia toda la ayuda y apoyo que recibi de ella en mi proceso de terapias,donde fue fundamental para iniciar un cambio importante en mi vida y que aun estoy trabajando. Estoy absolutamente agradecido de todo lo que hizo por mi, siendo muy paciente, acogedora y por sobre todo una tremenda profesional. ( tal vez no entiendan esto pero esta escrito por un extraterrestre ).
    Saludos
    Pablo.

Replica a Pablo Cancelar la respuesta